domingo, 14 de agosto de 2011

Filosofos Renacentistas

NICOLAS MAQUIAVELO

Teoría Política: En los Discursos, Maquiavelo se declara partidario de la república, partiendo del supuesto de que toda comunidad tiene dos espíritus contrapuestos: el del pueblo y el de los grandes (que quieren gobernar al pueblo), que están en constante conflicto. Para Maquiavelo el mejor régimen es una República bien organizada (toma como ejemplo la república romana), aquella que logre dar participación a los dos partidos de la comunidad para de esta manera contener el conflicto político dentro de la esfera pública.
Maquiavelo señala, y de aquí la calificación de bien organizada, que es primordial que en dicha república se disponga de las instituciones necesarias para canalizar el conflicto dentro de las mismas sin las cuales la república se desarmaría. Ninguna de las otras formas de gobierno como la aristocracia, la tiranía, la democracia o la  monarquía logran el equilibrio de los partidos dentro del régimen por lo que son inestables.
Los intérpretes proclives a las tesis republicanas han pretendido, desde Rousseau, conciliar la contradicción entre los discursos y el príncipe considerando que este último supone un ejercicio de ironía que sencillamente desnudaba a la luz pública lo que eran las verdaderas prácticas del poder.
Sin embargo, la oposición a la república que podría inferirse en el príncipe, debe tenerse en cuenta que cuando Maquiavelo lo escribe está escribiendo para mostrar a Lorenzo II de Mèdici como debe desempeñarse si es que quiere unificar Italia y sacarla de la crisis en la que se encuentra. Maquiavelo aclara también que puede existir un hombre cuya virtud política (saber aprovechar los momentos de fortuna y escapar de los desfavorables) supere a la república en conjunto pero dicha virtud política morirá con el mortal que la posea, cosa que no ocurriría en una república bien organizada.


Situación inicial: Aunque Maquiavelo empieza describiendo los diferentes tipos de principados, su objetivo es hablar del “príncipe nuevo”, es decir, del hombre que llega a dirigir un Estado por factores como la propia virtud, la buena fortuna, el favor del pueblo o la colaboración militar de otros príncipes. Para cada uno de estos casos, Maquiavelo expone causas y motivaciones, analiza posibles peligros y desequilibrios del poder o de las relaciones de éste con los súbditos y con los nobles o magnates del Estado. Teniendo en cuenta las vivencias personales de Maquiavelo y su entorno político-social, no es de extrañar su pesimismo extremo <<Los hombres obran el mal, a menos que la necesidad los obligue a obrar bien>>.

Maquiavelo da mucha importancia al arte de la guerra como medio para lograr mantener un Estado íntegro y próspero, al igual que insiste en la importancia que el pueblo respete y tema a su señor. Él cree que un príncipe ha de dar una buena imagen de sus atributos, aunque en realidad no los tenga. Maquiavelo alaba la virtud de los gobernantes que son crueles con unos pocos y así mantienen el Estado, mientras que critica a los pueblos y príncipes crédulos que son buenos y dejan que sus enemigos destruyan una parte de su patria, seguros de que así la sed de conquista de sus enemigos se saciará.
El bien del Estado no se subordina al bien del individuo, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren. Según Aldous Huxley <<Un estado totalitario realmente eficaz sería aquel que los políticos más poderosos y sus ejércitos de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuera necesario ejercer ninguna coerción porque estos ya querrían su servidumbre.>>

Contrato Inicial: En el tratado de El príncipe encontramos también una serie de reflexiones sobre el poder del pueblo. En el capítulo xix expone que en toda Europa es necesario satisfacer al pueblo antes que al Ejército en tanto que aquel tiene más poder que éste. La mejor fortaleza es el no ser odiado por el propio pueblo. Maquiavelo reconoce aquí la fuerza política del pueblo. Para conservar el poder es necesario reconocer esta energía. Vale la pena remarcar que se analiza el poder del pueblo, no sus derechos. El pueblo como material de la manipulación política. Pero nos detendremos más en estos asuntos cuando hablemos del republicanismo maquiavélico. En un punto difieren Maquiavelo y Vito Corleone, y es que según el primero, la palabra dada se puede romper en beneficio propio <<Si todos los hombres fueran honestos, este principio no sería válido, pero como son perversos y no mantienen lo que prometen, tampoco uno debe mantenerlo>>. En cambio, Vito Corleone era conocido y respetado por no faltar nunca a su palabra. Pues, manteniendo las promesas, hizo que los otros gobernantes respetaran su persona y temieran su poder. Ésta postura le fue beneficiosa en un principio ya que consiguió el respeto y la confianza de su “pueblo”, pero el ser un hombre de palabra, clemente, que ofrecía una excesiva confianza le perjudicó durante la última etapa de su mandato ya que ya no tenía tanto poder y, por consiguiente, tampoco respeto de las otras familias. En cambio, Michael fue temido por sus castigos y su crueldad, pero como bien dijo Maquiavelo, <<más vale ser temido y cruel que no clemente y amado>>.Lo que Maquiavelo no tuvo en cuenta es la felicidad del gobernante. Michael se quedó solo a causa de su crueldad.

Fin De Estado: Desde el surgimiento de la teoría del  estado con Maquiavelo, padre de la ciencia política, se explicaba a la divinidad no sólo como un fin del estado, sino como fin de la existencia y de la trascendencia universal.  Con la ilustración, y en lo sucesivo, las concepciones del estado y sus fines, cambiaron su foco al humanismo, primero con una clara tendencia individualista que fue sustentada por el liberalismo que apenas se gestaba. El estado se contempla como el baluarte que garantice la realización de los valores como la libertad, la justicia, la seguridad y los servicios públicos, estos últimos se transforman entonces en las aspiraciones que se espera alcancen en la entidad estatal. Por lo tanto, esos juicios de valor son los fines que el ser humano pretende conseguir al convivir inmerso en la realidad del estado, valores que tiendan a la realización del bien general, que es la meta última de todos los Estados.




THOMAS HOBBES


Teoria Politica: Presentado inicialmente en el año 1640, cuando el autor cuenta  con cincuenta y dos años. Esta obra va a contener los esbozos iniciales de la teoría política contenida en el Leviatán. Es de resaltar en un principio, que el autor le toco vivir un ambiente de mucho ajetreo político, en tanto que Europa se estaba acomodando a unas nuevas formas de organización política, como producto de las nuevas fuerzas vivas en el escenario mundial: económicas, militares, entre otras. Igualmente el  claro  enfrentamiento militar entre las distintas comunidades políticas: España, Portugal Inglaterra, Francia, etc. Ambas situaciones van a ser un nuevo escenario mundial: La preeminencia de la nación (Pueblo) sobre las dinastías.
Es indudable que esas nuevas formas políticas van a ser las del Estado en todos sus orígenes, maneras o expresiones. El gran debate era como explicar "científicamente" esa nueva sociedad alejada de la influencia religiosa y papal y sí, más laica y más humana.
En "Elementos de derecho natural y político", Hobbes "trataba de  probar la necesidad de una soberanía indivisa, pero no en virtud del derecho divino de los reyes, sino por argumentos racionales, preferentemente de orden psicológico y político…"Dalmacio Negro Pavón. Thomas Hobbes. Elementos de Derecho Natural y Político. Ciencia Política. Alianza Editorial. Madrid. 2005. Dicha soberanía debe ser ante todo el centro  o el  corazon sobre el cual debe girar toda la vida social. Esta forma de presentar la soberanía, no es más que, el rompimiento de las antiguas estructuras sociales, y el nacimiento de las nuevas formas de configurar el poder político: hay nuevos vientos por toda Europa, son los vientos del Estado y el inicio de lo moderno.

Situacion inicial: Presentado por Hobbes en el año 1642, y donde pretende entre otras cosas mostrar como la iglesia debe subordinarse al Estado, en tanto ambos pertenecen a un mismo tronco, pero donde la cabeza es el Soberano. Para los autores de diversas corrientes de pensamiento esta obra va a ser el inicio o preámbulo del Leviatàn tal como lo fue "Elementos de derecho natural y politico" de aquel, lo que muestra lo lineal del pensamiento de don Thomas Hobbes.
En los primeros capítulos Hobbes explica su concepción de la Sociedad Civil, luego indaga por el sentido o razón de ser del Estado, el Soberano los poderes de éste, sus obligaciones y la reacción de la sociedad ante la ineptitud del Estado de cumplir con sus obligaciones: Se ha tenido que el soberano no debe tener limitaciones para cumplir con lo mandado o con el mandato que ha surgido del pacto social entre todos los hombres cuando acuerdan crear el Estado "… el Estado tiene como primera obligación cuidar la vida de sus miembros"; y también se ha aceptado que ningún individuo o ciudadano tiene la obligación de obedecer al Estado cuando este no cumple con sus obligaciones. "Se entiende que cuando el Estado ya no logra garantizar la seguridad de los súbditos la obligación política viene a menos y cada uno tiene la facultad de ver por su conservación mientras no se restablezcan o rehabiliten los términos de la convivencia".

Contrato Inicial: es inherente a la soberanía el derecho de hacer guerra y paz con otras naciones y Estados; es decir, de juzgar cuándo es para el bien público, y qué cantidad de fuerzas deben ser reunidas, armadas y pagadas para ese fin, y cuánto dinero se ha de recaudar de los súbditos para sufragar los gastos consiguientes. Porque el poder mediante el cual tiene que ser defendido el pueblo, consiste en sus ejércitos, y la potencialidad de un ejército radica en la unión de sus fuerzas bajo un mando, mando que a su vez compete al soberano instituido, porque el mando de las militia sin otra institución, hace soberano a quien lo detenta. Y, por consiguiente, aunque alguien sea designado general de un ejército, quien tiene el poder soberano es siempre generalísimo.

En décimo lugar, es inherente a la soberanía la elección de todos los consejeros, ministros, magistrados y funcionarios, tanto en la paz como en la guerra. Si, en efecto, el soberano está encargado de realizar el fin que es la paz y defensa común, se comprende que ha de tener poder para usar tales medios, en la forma que él considere son más adecuados para su propósito.

En undécimo lugar, se asigna al soberano el poder de recompensar con riquezas u honores, y de castigar con penas corporales o pecuniarias, o con la ignominia, a cualquier súbdito, de acuerdo con la ley que él previamente estableció; o si no existe ley, de acuerdo con lo que el soberano considera más conducente para estimular los hombres a que sirvan al Estado, o para apartarlos de cualquier acto contrario al mismo.

Por último, considerando qué valores acostumbran los hombres asignarse a sí mismos, qué respeto exigen de los demás, y cuán poco estiman a otros hombres (lo que entre ellos es constante motivo de emulación, querellas, disensiones y, en definitiva, de guerras, hasta destruirse unos a otros o mermar su fuerza frente a un enemigo común) es necesario que existan leyes de honor y un módulo oficial para la capacidad de los hombres que han servido o son aptos para servir bien al Estado, y que exista fuerza en manos de alguien para poner en ejecución esas leyes. Pero siempre se ha evidenciado que no solamente la militia entera, o fuerzas del Estado, sino también el fallo de todas las controversias es inherente a la soberanía. Corresponde, por tanto, al soberano dar títulos de honor, y señalar qué preeminencia y dignidad debe corresponder a cada hombre, y qué signos de respeto, en las reuniones públicas o privadas, debe otorgarse cada uno a otro.


Fin De Estado: Es preciso advertir, que no se trata de establecer o decir la última verdad que solucione de una vez por todas la misma democracia; sino que se trata es de mirar el proyecto hobbesiano y luego hacer una mirada comparativa para saber dónde y de qué manera hobbes anticipó de alguna manera lo que podría llegar a ser una forma de estado, partiendo necesariamente de un pacto como lo fue el Frente Nacional, en Colombia en los años cincuenta a setenta. Aunque, tampoco se puede afirmar radicalmente que hobbes pretendía un estado democrático, pues la finalidad de su propuesta es en últimas, el estado Absoluto expresado en su obra El Leviatán.
Lo que se propone mirar con este trabajo es que la filosofía hobbesiana es portadora de elementos que podrían abrir el horizonte hacia una democracia que legitimaría la forma de estado en Colombia, ya sea para decir que la política colombiana cumplió con el paradigma democrático establecido, (Frente Nacional) o para  darle la razón a hobbes, de por qué no pretendía un estado Democrático sino un Estado Absoluto. Es evidente que en algún momento hobbes se refiere a la democracia, pero no lo hace con el fin de decir que es lo mejor para un estado, y que a ésta se llegaría a partir del Contrato Social. Pues si se refiere a la democracia, es para decir, que es también una forma de estado, pero de ahí a que Hoobes quiera proponer un estado democrático, no sería posible, pues ante todo su propuesta está enfocada en un estado Absoluto.

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